viernes, 26 de octubre de 2018

Solución al ejercicio de plural

el paipái – los paipáis
el regaliz – los regalices
el rey – los reyes
el jueves – los jueves
el reloj – los relojes
el chalé – los chalés
el rubí – los rubíes / los rubís
la caries – las caries
el carácter – los caracteres
la tesis – las tesis
el ciprés – los cipreses
la tinaja – las tinajas
el paréntesis – los paréntesis
el bloc – los blocs
la tos – las toses
el régimen – los regímenes

Ejercicio de plural

Pasar al plural las siguientes palabaras: bloc, carácter, caries, chalé, ciprés, jueves, paipái, paréntesis, regaliz, régimen, reloj, rey, rubí, tesis, tinaja, tos.

jueves, 25 de octubre de 2018

Género de los sustantivos

Clasificar los siguientes sustantivos en función de su género:

alcalde, azúcar, cantante, cántaro, cónyuge, fantasma, hermano, héroe, hombre, lomo, mártir, ministro, monarca, oveja, paciente, padre, pianista, portero, primo, profesional, sacerdote, tiburón.

Morf. flexivos
Term. especiales
Gén. común
Heterónimos
Epicenos
Cambio signif.
Gén. ambiguo



















lunes, 15 de octubre de 2018

Cuestionario del tema 1 (Vicens Vives)

  1. Los tipos de textos: enumerarlos, definirlos y poner algunos ejemplos de cada uno de ellos. [Pág. 7]
  2. Completar un mapa conceptual sobre los enunciados, sus clases y sus características.[Ej. 23, pág. 16]
  3. Completar un mapa conceptual sobre los grupos sintácticos, su definición y sus clases.
    [Ej. 23, pág. 16]
  4. Clasificar grupos sintácticos según su núcleo. [Ej. 16, pág. 15]
  5. Cambiar de sitio los grupos sintácticos en una oración para demostrar su cohesión. [Ej. 20, pág. 15]
  6. Elaborar grupos sintácticos a partir de una estructura dada. [Ej. 19, pág. 15]
  7. Analizar grupos sintácticos complejos. [Ej. 22, pág. 16]
  8. Escribir con letras números cardinales. [Ej. 24, pág. 17]
  9. Preguntas sobre literatura.

jueves, 11 de octubre de 2018

"Castilla", un poema cidiano de Manuel Machado

El ciego sol se estrella
en las duras aristas de las armas,
llaga de luz los petos y espaldares
y flamea en las puntas de las lanzas.

El ciego sol, la sed y la fatiga.
Por la terrible estepa castellana,
al destierro, con doce de los suyos,
—polvo, sudor y hierro— el Cid cabalga.

Cerrado está el mesón a piedra y lodo...
Nadie responde. Al pomo de la espada
y al cuento de las picas, el postigo
va a ceder... ¡Quema el sol, el aire abrasa!

A los terribles golpes,
de eco ronco, una voz pura, de plata
y de cristal, responde... Hay una niña
muy débil y muy blanca,
en el umbral. Es toda
ojos azules; y en los ojos, lágrimas.
Oro pálido nimba
su carita curiosa y asustada.

«¡Buen Cid! Pasad... El rey nos dará muerte,
arruinará la casa
y sembrará de sal el pobre campo
que mi padre trabaja...
Idos. El Cielo os colme de venturas...
En nuestro mal, ioh Cid!, no ganáis nada».

Calla la niña y llora sin gemido...
Un sollozo infantil cruza la escuadra
de feroces guerreros,
y una voz inflexible grita: «¡En marcha!»

El ciego sol, la sed y la fatiga.
Por la terrible estepa castellana,
al destierro, con doce de los suyos
—polvo, sudor y hierro—, el Cid cabalga.

El Cid en Burgos

El Campeador     adeliñó a su posada
así commo llegó a la puorta,     fallóla bien çerrada,
por miedo del rey Alfons,     que assí lo pararan:
que si no la quebrantás,     que non gela abriessen por nada.
Los de mio Cid     a altas vozes llaman,
los de dentro     non les querién tornar palabra.
Aguijó mio Çid,     a la puerta se llegaua,
sacó el pie del estribera,     una ferídal’ dava;
non se abre la puerta,     ca bien era çerrada.
Una niña de nuef años     a ojo se parava:
«¡Ya Campeador,     en buena çinxiestes espada!
El rey lo ha vedado,     anoch dél entró su carta,
con grant recabdo     e fuertemientre seellada.
Non vos osariemos     abrir nin coger por nada;
si non, perderiemos     los averes e las casas,
e aun demás     los ojos de las caras.
Çid, en el nuestro mal     vos non ganades nada;
mas el Criador vos vala     con todas sus vertudes santas.»
Esto la niña dixo     e tornós’ pora su casa.


Mío Cid picó el caballo, a la puerta se acercaba,
el pie sacó del estribo, y con él gran golpe daba,
pero no se abrió la puerta, que estaba muy bien cerrada.
La niña de nueve años muy cerca del Cid se para:
"Campeador que en bendita hora ceñiste la espada,
el rey lo ha vedado, anoche a Burgos llegó su carta,
con severas prevenciones y fuertemente sellada.
No nos atrevemos, Cid, a darte asilo por nada,
porque si no perderíamos los haberes y las casas,
perderíamos también los ojos de nuestras caras.
Cid, en el mal de nosotros vos no vais ganando nada.
Seguid y que os proteja Dios con sus virtudes santas."
Esto le dijo la niña y se volvió hacia su casa